```
—¿Qué te parece? ¿No estarás demasiado asustada para apostar, verdad? —Los labios rojo cereza y seductores de Lin Ruoxue se fruncieron ligeramente, con un toque de provocación.
—Está bien, acepto, pero ¿qué pasa si gano? —Su Chen se encogió de hombros con indiferencia, consciente del intento de la joven de provocarlo.
—¿Y entonces? —Lin Ruoxue miró a Su Chen con cautela, su dolor de estómago aparentemente aliviado por la distracción de su atención.
—Bueno —Su Chen se acarició la barbilla, sus labios revelando esa sonrisa pícara una vez más—, tendré que pensarlo.
—¡Dilo ya! —Lin Ruoxue, al ver el comportamiento travieso de Su Chen, se sintió como un pequeño conejo que había caído en la trampa de un gran y malvado lobo.
—Si gano, quiero que tú... —Su Chen hizo una pausa deliberada en este punto.
—¡De ninguna manera! —Lin Ruoxue rechazó inmediatamente la idea, pensando para sí misma que este tipo no pretendía nada bueno.