Y detrás de una columna en el pasillo del segundo piso, una chica asomó, con los ojos brillantes mientras murmuraba para sí misma:
—¡Este chico es tan malvado!
Naturalmente, esa chica era Du Hanshuang quien acababa de tomar el turno de la mañana para seguir a Su Chen; había pensado que sería otro día ordinario, pero inesperadamente, se encontró con una escena tan emocionante.
Su Chen, por supuesto, sabía que esa joven se estaba escondiendo ahí. La había visto en cuanto salió del Edificio Belle, excepto que hoy la pequeña había cambiado de coche.
Su Chen no se preocupó por ella y siguió arrastrando a la Señora Wu, Liang Jing, con el ocasional sonido de gritos parecidos a los de un cerdo resonando a través del pasillo.
No pasó mucho tiempo hasta que Su Chen vio la puerta de la oficina del gerente, la cual abrió de una patada con un pie.
El gerente aún estaba en la línea de gente que seguía detrás; también había salido cuando escuchó el alboroto.