Xiao Yaning, en su total desesperación, no pudo evitar imaginar el rostro de Su Chen, que llevaba un atisbo de sonrisa pícara.
—¡Qué grandioso sería si pudiera aparecer aquí ahora!
Sin embargo, Xiao Yaning también sabía que era solo un pensamiento ilusorio.
—¿Cómo podría él saber que había sido secuestrada? Aunque lo supiera, ¿cómo podría saber dónde estaba?
El coche continuó acelerando, y el corazón de Xiao Yaning se hundía poco a poco.
Cuando estaban a punto de llegar al hotel, la emoción de Lv Shixin comenzó a aumentar incontrolablemente. Sus ojos barrían vorazmente el cuerpo curvilíneo y elegante de Xiao Yaning, llenos de deseo.
—¡Bang!
Justo entonces, de repente una ventana del coche se rompió, creando un ruido fuerte, y los fragmentos de vidrio cortaron a todos dentro, dejando varias marcas en los rostros de aquellos sentados cerca de la ventana.
—¡Xiao Yaning, sentada entre dos hombres corpulentos, afortunadamente no sufrió ninguna herida!
