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—¿Qué estaba pensando exactamente Zhou Heng?
Tanto Sang Qingshan como la Dama Fénix de Hielo estaban llenos de curiosidad. Creían que Zhou Heng definitivamente no era un tonto, ¿entonces por qué se traería problemas sobre sí mismo? El poder del combate cuerpo a cuerpo superaba con creces al de un Dominio. Sin mencionar nada más, solo ese dañado Artefacto Mágico del Reino Alma Nascente podría hacerlo tan feroz como un tigre con alas añadidas.
Yang Zhan ya había cargado a menos de tres pies de Zhou Heng y lanzó un puñetazo. Una tenue luz fluyó de su puño, formando la imagen de un lobo solitario, pero con solo la mitad de su cuerpo restante, ¡viéndose aún más feroz!
A tan corta distancia, ¿cómo podría Zhou Heng esquivar o bloquear?
¿Podría ser que su nivel de cultivo había mejorado tanto que superaba con creces al de Yang Zhan y con solo un pensamiento, podía suprimir al oponente?
—¡Zas!
