—¿Quién se atreve a ser tan audaz, a incluso poner una mano sobre una persona de la Familia Zhang? —Un joven ataviado con espléndida vestimenta emergió de la escalera, su rostro lleno de orgullo—. ¡Incluso si es solo un perro, es un perro de la Familia Zhang, cien veces más noble que cualquier canalla!
Su mirada barrió la habitación, y cuando divisó a Xiao Huoshui y a la Concubina Orquídea, sus ojos se iluminaron; abrió tanto la boca, que casi babeó.
—¿Puedo preguntar los ilustres apellidos de estas dos damas? —inmediatamente dibujó una sonrisa, cambiando su expresión tan rápidamente que era desconcertante.
Xiao Huoshui y la Concubina Orquídea, ambas de estatus noble, estaban acostumbradas a la reverencia mostrada por otros y la daban por sentado. ¿Cómo podrían desarrollar una impresión favorable o corresponder la atención?
Frente al comportamiento casi adulador de este joven hombre, las dos mujeres ni siquiera se molestaron en reconocerlo.
