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Capítulo 125: Abandonando el mundo misterioso
Nangong Yuerong despertó de nuevo y trató de levantarse con violencia, pero una fuerte oleada de dolor en su cintura y espalda la invadió, obligándola a acostarse de nuevo. Se sentía como si cada hueso de su cuerpo se estuviera desmoronando.
Ella miró a Zhou Heng con un odio venenoso. Si las miradas pudieran matar, Zhou Heng habría muerto cientos, si no miles de veces.
—¡Debe sentirse genial humillar a una mujer! —dijo ella fríamente, su corazón lleno de rabia. Su primera vez había sido tomada por el hombre que más despreciaba, y encima, en una fría cueva.
—No actúes tan agraviada, ¡te lo buscaste tú misma! —Zhou Heng se había decidido, optando por perdonarle la vida a cambio de su cuerpo. ¡Esta vez, no la mataría!
