No solo Jiang Lin se sorprendió, sino también el millón de discípulos de la Secta Divina del Dragón Verdadero.
Al oír el estruendo del trueno, casi todos los discípulos de la Secta Divina del Dragón Verdadero salieron precipitadamente.
Sin embargo, cuando vieron el enorme hueco que se había hecho en la montaña, sus mentes se llenaron de una larga línea de signos de interrogación.
—¿El Maestro de Secta se emborrachó hoy? —especuló un discípulo central.
—El Maestro de Secta nunca bebe.
—¿Podría ser que la esposa del Maestro de Secta esté...? —adivinó un discípulo masculino.
—¡El que está... eres tú! —una discípula femenina replicó con los ojos enfadados.
—¿El Maestro de Secta practicó la Técnica Divina del Dragón Verdadero y perdió el control?
—¡El que ha perdido control eres tú! ¡Todo tu cuerpo está en llamas!
