—¡Padre, madre! —Yang Xiaotian llamó con voz temblorosa.
Sus manos y pies se sentían fríos como si fuera un niño sin rumbo.
Había perdido el camino.
No podía imaginar cuán oscuro se volvería su mundo si algo les sucediera a sus padres.
Justo cuando Yang Xiaotian entró en pánico, al escuchar su voz, un gran grupo de personas salió del patio.
Era Yang Chao, Huang Ying, Wu Qi, Luo Qing y otros.
Al ver a Yang Chao y Huang Ying en un instante, Yang Xiaotian sintió como si la luz hubiera regresado al mundo, y corrió hacia ellos.
—Padre, madre, ¿están...? —Yang Xiaotian se atragantó.
—Estamos bien —Yang Chao también se atragantó y, por primera vez, él y Huang Ying abrazaron fuertemente a Yang Xiaotian.
La familia se abrazó fuertemente.
Justo ahora, las manos y pies de Yang Xiaotian estaban fríos, pero finalmente se calentaron.
Sentía vigorosamente el calor de su familia.
Después de un largo rato, Yang Xiaotian finalmente preguntó a Wu Qi, Luo Qing y los demás qué había pasado.