—Secta de la Espada del Dragón Dominante, si la joven se niega a ir con vosotros, ¿aún intentaréis llevarla a la fuerza?
—¿Desde cuándo la Secta de la Espada del Dragón Dominante se ha vuelto indistinguible de los bandidos?
La voz fue abrupta.
Todos miraron y vieron varias figuras desgarrando el cielo, llegando sobre la residencia de Yang Xiaotian en un abrir y cerrar de ojos.
Jiu Wu de la Secta de la Espada del Dragón Dominante se oscureció al ver a los recién llegados.
Los recién llegados no eran otros que un grupo de maestros de la Secta Divina del Dragón Verdadero, la archirrival de la Secta de la Espada del Dragón Dominante; al frente estaba el anciano de cabello plateado Zhang Haolin, un venerable ancestro de la Secta Divina del Dragón Verdadero.
El cabello plateado de Zhang Haolin ondeaba, su rostro rubicundo de salud, ignorando a Jiu Wu y a su discípulo Lan Yi, su mirada se posó en Yang Ling'er, su sonrisa amable: