La noche, finalmente, pasaría.
El sol matutino brillaba a través de los árboles, proyectando una luz moteada y sombras en el suelo.
Por un momento, Yang Xiaotian sintió la ilusión de estar de vuelta en la Tierra.
Pero pronto, el rugido de las bestias cerca de su oído llevó a Yang Xiaotian de vuelta a la realidad.
Yang Xiaotian cesó su técnica de cultivo, se levantó y estiró sus extremidades.
Siguió una serie de sonidos de crujido.
Aunque solo habían pasado unos meses desde su Despertar del Alma Marcial, había crecido bastante más alto recientemente.
En este momento, Xiao Jin también dejó de cultivar.
Habiendo cultivado recientemente el Arte de la Bestia Celestial, las escamas de Xiao Jin brillaban aún más doradas.
Yang Xiaotian siempre sintió que Xiao Jin estaba experimentando una transformación; incluso Luo Qing tuvo la misma sensación.
El grupo tomó unos sorbos de buen vino y comió algo de carne asada antes de continuar su camino.
Otros dos días pasaron.
