—Ahhh... —Con los puños apretados, la esbelta dama gritó fuerte mientras su rostro entero se cubría de sopa. Pronto, la sopa goteó de su cara y resbaló hasta su pecho. Abriéndose paso a través de su escote, la sopa comenzó a deslizarse entre dos montículos poco pronunciados.
—Lo siento... Lo siento... —Gordo gritó horrorizado.
Los fuertes gritos de una dama esbelta atrajeron la atención de todos. Más y más personas se volvieron hacia Gordo y la dama completamente cubierta de sopa.
—Tú... Te mataré. —La dama mostró un dedo amenazador con los ojos inyectados en sangre.
—De verdad lo siento. No fue intencionado. Dame un segundo, limpiaré todo. —Gordo, temblando de miedo, se apresuró a mover sus manos para limpiar la sopa que cayó sobre su vestido.
—Ahhh... Cabrón. ¿¡Dónde me estás tocando?!? —La dama retrocedió un paso con un grito fuerte.