—Boom... —La flor de loto ardiente se hizo añicos como un globo al entrar en contacto con el puñetazo con nudillos de Kent. Los grabados en el nudillo negro brillaron cuando Kent lo infundió con aura. Debido al impacto, Mia, que estaba a corta distancia, se tambaleó hacia atrás y perdió el equilibrio.
Con resuellos ruidosos, todos se levantaron de sus asientos para ver la situación con Mia.
En el último instante, Mia infundió una gran cantidad de aura en las piernas y se equilibró en el suelo. Con una cara sorprendida, miró a Kent desde una distancia de 30 pies.
—No está mal... No me has decepcionado. Pero aún no ha terminado —con los dientes apretados, Mia se preparó para el próximo ataque.
Kent sonrió con suficiencia y tiró de la cuerda del arco en respuesta a su comentario. Inclinando ligeramente la pierna trasera, se recostó, apuntando la flecha hacia el cielo.
