La Dama Xia tardó bastante en recuperarse después del tratamiento de Kent. Con la ayuda del soporte de Kent, se levantó. Mientras Kent se giraba, ella cambió su ropa interior mojada. Antes de salir de la habitación, la Dama Xia firmó su nombre en la carta.
Cuando la Dama Xia salió de la habitación, el grupo de mujeres comenzó a murmurar en tono susurrante. Todas sus miradas estaban fijas en la ropa de la Dama Xia. Todas comenzaron a sospechar de sus actos ya que Xia lucía ropa nueva.
Ignorando sus miradas sospechosas, la Dama Xia se sentó ante la mesa. Tanto Linda Brown como la Dama Fusu se levantaron para la siguiente sesión.
—Oye, Fusu, ¿no recibiste ya un tratamiento del joven maestro Kent? —preguntó Linda deteniendo a Fusu, que se estaba preparando para visitar a Kent.
—Voy para una evaluación de mi recuperación. Además, necesito pagarle los ingresos de la granja de dos meses como prometí. No te preocupes, no tomará mucho tiempo —respondió la Dama Fusu con una sonrisa tímida.