—Detente… ¿Quién eres? —El discípulo que guardaba la puerta rápidamente detuvo a la dama, quien se cubría con ropas oscuras.
La dama miró al suelo y no respondió a la pregunta del discípulo. Lentamente, otros discípulos se congregaron cerca para preguntarle.
—Te estoy preguntando. ¿Quién eres y qué haces aquí a estas horas? —El discípulo preguntó nuevamente con una mirada seria.
—Yo… vine a encontrarme con alguien —La dama respondió en un tono débil.
Tras escuchar su dulce tono, todos los discípulos se acercaron más por curiosidad para ver su rostro.
—¿Qué tonterías estás diciendo? ¿Es esta hora para encontrarse con un discípulo del secta? Dime la verdad —El discípulo preguntó con impaciencia.
Pero en el siguiente segundo, una bofetada cayó en la nuca de su cabeza. —Eres tú quien está diciendo tonterías. ¿No ves que es una dama débil? —Un discípulo que es fuerte entre las guardias caminó al frente.