Siguiendo a la princesa, Kent llegó a la puerta fénix yin-yang, donde la reina lo espera pacientemente. Ver a su hijo regresar sano y salvo hizo que sus ojos se humedecieran.
Después de llegar a la puerta, la princesa se giró hacia Kent y lo miró durante largo rato antes de sacar un arco de su anillo de almacenamiento.
—Este arco de rango divino ha estado descansando en mi morada de la bestia durante mil años. Espero que no deshonres esto —La princesa habló mientras pasaba un arco carmesí ardiente con cuerda dorada.
Todo el arco tiene una apariencia escamosa, con un resplandor azul llameante que se filtra por cada brecha. Al sostener el arco en el centro, un aliento cálido circuló a través de sus canales de aura.
—LA MALDICIÓN DEL FÉNIX —Kent leyó la carta escrita en la cabeza del arco con una pluma de fénix mientras observaba cada centímetro del arco con ojos curiosos.
