—¿¡¡¡Qué estás haciendo?!!! —El tono tartamudeante de Amelia atravesó los oídos de Kent, que estaba trabajando arduamente para aliviar su dolor.
—Por supuesto, estoy tratando de eliminar el calor de tu cuerpo —respondió Kent sin soltar los dos suaves melones que estaba presionando.
—Está bien... Puedo soportar el calor ahora. ¿Podrías por favor...? —Amelia lo miró con la boca bien abierta, ya que no podía creer su razón. Los ojos de Amelia iban y venían entre las manos de Kent y su rostro mientras ella no lograba completar su frase.
—Ahhh, este olor... ¡Es repugnante! —Amelia gritó mientras intentaba dejar de respirar.
—No olvides que todo eso salió de tu cuerpo —respondió Kent mientras caía de nuevo en la silla con una mirada agotada.
—Deja de decir eso y haz algo... Puedo morir si me quedo aquí más tiempo —Amelia se quejó mientras intentaba respirar la menor cantidad de aire posible.
—¿Debo llamar a Linda? —Kent preguntó mientras bebía una poción de recuperación.