La Maestra de Pico Leona controló su frustración y le hizo señas a Kent para que hablara. Lucy, por primera vez, vio el rostro impaciente de la Maestra de Pico Leona.
Kent ajustó su garganta y comenzó a hablar. —Primero que nada, deja de castigar a Lucy. No sé por qué la estás castigando, pero perdona sus errores—. Cuando Kent hizo una pausa, Leona asintió con la cabeza, señalándole que continuara.
—Solo puedo dedicar 1 o 2 horas por día al adiestramiento de bestias. Y eso, en horario matutino —dijo Kent, esperando su reacción.
—Muchacho, ¿qué harás todo el día en el Pico del Sol de la Curación? —preguntó Leona con impaciencia.
—Tengo mis razones. ¿Lo aceptas o no? —preguntó Kent con una mirada severa. Lucy olvidó su debilidad y miró a Kent con los ojos bien abiertos. Está en total shock por la manera de negociar de Kent.
—¿Tienes más condiciones? —interrogó Leona con una mirada furiosa.