—Exacto, así es. Deberíamos traer al Maestro Jiang aquí. ¡En cuanto venga el Maestro Jiang, este Ye definitivamente morirá! —Song Ye reaccionó tan pronto como Cao Lei se lo recordó. Gritó a los decenas de guardaespaldas frente a él:
— Deténganlo. ¡No dejen que entre, cueste lo que cueste!
Se dio la vuelta y rápidamente regresó a la villa en cuanto terminó de hablar. Tenía una mirada feroz en su rostro mientras agarraba su teléfono para hacer una llamada.
Después de escuchar la orden de Song Ye, los decenas de guardaespaldas que custodiaban la puerta se lanzaron contra Ye Chen con intención asesina en sus ojos. Parecían tigres hambrientos persiguiendo a su presa.
Todos los guardaespaldas eran artistas marciales antiguos y sus habilidades eran al menos de Energía Interna. Cualquiera de ellos podía luchar contra cien personas normales.
Si pelearan juntos, podrían enfrentarse a un ejército de 5,000 personas. Esto solo demostraba la habilidad extraordinaria de la familia Song.
