Ye Chen, que estaba de pie a un lado, no pudo evitar frotarse la nariz tan pronto como Xiaoying terminó de hablar. Sentía que escucharía su nombre dondequiera que fuera.
Por otro lado, Yang Tian parecía confuso y curioso. No tenía idea de quién era este Sureño Loco Ye, ni sabía qué era un maestro del Dao Marcial.
—Eso es cierto.
El anciano de un solo brazo asintió. —Abuelo te ha dicho antes que los maestros del Dao Marcial están en la etapa donde son como dioses con técnicas insanas. Si un maestro del Dao Marcial tiene un chaleco antibalas y una metralleta, puede derrotar a un ejército de 10.000 personas.
La pequeña boca de Xiaoying se abrió ligeramente, estaba impactada.
—Tío, ¿por qué no entiendo nada de lo que dices? ¿Quién es Sureño Loco Ye y qué es un maestro del Dao Marcial? —no pudo evitar preguntar Yang Tian.
Para una persona común como él, esos eran términos nuevos. Nunca los había escuchado antes, tampoco Ye Chen se los había mencionado.