Liu Kun alzó las cejas y dijo con desdén:
—Si quieres rogarme, te daré otra oportunidad. Lo siento, pero estoy muy ocupado.
—¿He dicho que no podría responder a tu pregunta? —Ye Chen reveló una sonrisa burlona en la punta de los labios—. Era una dama que pasaba por aquí. Mide 168 cm de altura, con el cabello largo. ¡Lleva un traje negro descolorido con un delgado cinturón negro y un par de tacones con flecos!
—Oh sí, sus medidas son 89-62.2-90.7. Lleva un sostén de encaje rojo, y tiene algo en su sostén, lo que ustedes llaman almohadillas de silicona —al terminar de hablar, la sonrisa en el rostro de Liu Kun se congeló. La reclutadora que estaba a su lado se cubrió la boca instintivamente mientras su pecho subía y bajaba con su respiración de nuevo.
¿Realmente lo había acertado?
¿Se lo estaba inventando?
—Ye Chen miró a Liu Kun mientras sonreía—. ¿Quieres que siga?
—Xiaolin, trae de vuelta a esa persona. ¡Ahora! —Liu Kun instó cuando volvió en sí.
