—Deberías rezar para que el Espíritu Ganoderma sea hembra y se deje seducir por tu 'encanto—bromeó Su Manman.
—¿Y si es macho? —replicó Shi Hao—. ¿Lo seducirás tú?
—¡Esta dama se apoya en la fuerza para salir adelante! —bufó Su Manman.
—¡La carne en tus manos fue asada por mí! —simplemente rió Shi Hao.
—¡Eso también fue arrebatado por esta señorita a través de pura fuerza! —tartamudeó una Su Manman sin palabras.
El gran perro amarillo bostezó de aburrimiento. ¿Por qué estos dos siempre amaban discutir? Especialmente aquella joven mujer, que de vez en cuando, emitía un aroma romántico. ¿Acaso pensaba que no podía olerlo? Si ese fuera el caso, ¿por qué no aparearse directamente? Así que, ser humano era realmente demasiado hipócrita, a diferencia de los perros, que eran directos; si les gustaba alguien, simplemente iban por ello, sin necesidad de todas las andanzas sigilosas.