El hombre de la familia Ceng apenas se había movido cuando vio un borrón ante sus ojos, y una figura ya había aparecido frente a él.
Shi Hao.
—¡¿Cómo puede ser tan rápido?! —exclamó el hombre.
El hombre de la familia Ceng sintió su corazón erizarse de miedo, no podía vencerlo, ni podía escapar, ¿qué hacer?
Sabía que rogar por misericordia era completamente inútil. Puesto que había visto la cara de Shi Hao y descubierto su identidad, ¿cómo podría Shi Hao dejarlo ir?
En este momento, estaba lleno de arrepentimiento. Si tan solo hubiera sabido, ¿por qué obligó a Shi Hao a quitarse la capa?
Esto era verdaderamente buscar su propia muerte.
Pero, ¿de qué sirve el arrepentimiento ahora?
Lanzó un gran grito y atacó a Shi Hao.
Pero, con tanta energía gastada en suprimir la alta temperatura, ¿cuánta fuerza le podría quedar para atacar?
Shi Hao lo aplastó casualmente y lo envió volando hacia atrás.
