Bao Dongsheng se volvió hacia Nong Yongrui y Peng Feng y dijo con indiferencia:
—Espero que ustedes dos ancianos puedan unirse y contribuir más a nuestra secta.
—¡Sí! —Ambos estaban visiblemente ansiosos.
Ellos entendían lo que Bao Dongsheng quería decir. El incidente de la minería ilícita no se seguiría investigando, pero el llamado a contribuir más a la secta también dejaba clara la postura de Bao Dongsheng.
Al regresar, secretamente devolverían las Piedras Espirituales robadas y el asunto se detendría ahí.
No se podía continuar resolviéndolo. De lo contrario, ¿cuántos del Reino de la Otra Orilla quedarían en la Secta de la Nube Blanca?
Había un momento para la acción despiadada y sanguinaria, pero también había un tiempo para suavizar las cosas y manejarlas con un toque más ligero.
El incidente causó una gran conmoción dentro de la Secta de la Nube Blanca. La repentina pérdida de cuatro ancianos del Reino de la Otra Orilla mantenía a todos en vilo.