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Jiang Fan asintió ligeramente.
De lo contrario, ¿acaso las Raíces Espirituales crecen por sí solas como los cebollines?
Esto confirmó que la píldora realmente pertenecía a Jiang Fan.
Chen Silin estaba tan conmovida que sus ojos se enrojecieron —¿Por qué eres tan bueno conmigo?
Una píldora que podría cambiar las Raíces Espirituales, sin pensar, se podía decir que era una existencia que podría desafiar a los cielos y alterar el destino.
¡Su valor era inconmensurable!
Ninguna cantidad de dinero podía comprarla.
Ella y Jiang Fan ni siquiera habían tenido una relación íntima, sin embargo, él se la dio así como así.
Jiang Fan tomó el pincel de escritura y dijo —Ya que tú y yo tenemos un estatus formal juntos, ¿no es razonable dártela?
Pero yo sólo soy una concubina.
Sintiendo el profundo aprecio de Jiang Fan hacia ella, Chen Silin se conmovió aún más. Se lanzó a sus brazos y dijo —Gracias, Jiang Fan.
—En esta vida, Silin nunca olvidará tu bondad y te será leal solo a ti.
