—Derrotado miserablemente por Jiang Fan —murmuró alguien entre la multitud—. ¿Qué cara podría tener Hua Xiangchen para presentarse frente a Jiang Fan? Probablemente lo evitaba desde temprano para evitar la vergüenza. Uh...
—Lin Yuheng estaba cerca y escuchó claramente los murmullos de Jiang Fan. No pudo evitar sorprenderse:
— ¿Por qué te evitaría Hua Xiangchen? Ya es bastante bueno que no te haya causado problemas, ¿por qué te evitaría... —Mientras hablaba, Lin Yuheng no pudo continuar. Un pensamiento extremadamente absurdo se le ocurrió:
— Niño, durante la gran competencia de los discípulos de la Secta Suprema, ¿estuvo presente Hua Xiangchen?
—Jiang Fan asintió:
— Sí, estuvo.
—Glup... —Lin Yuheng tragó saliva:
— Entonces tú derrotaste consecutivamente a las jóvenes promesas de la Secta Suprema, ¿y él no subió al escenario?
—Jiang Fan dijo:
— Él sí subió.
—Bang bang... —El corazón de Lin Yuheng comenzó a acelerarse:
— Entonces, ¿ustedes dos lucharon?
