—Ochenta mil. —Liu Qingxian estaba atónita.
Jiang Fan sujetó al Pequeño León de Jade y dejó que su voz resonara.
—¿Estás loco? ¿Gastar ochenta mil piedras de cristal en esto? —¿Qué significaban ochenta mil piedras de cristal?
Incluso un anciano sentiría un inmenso dolor al separarse de tal suma, sin embargo, Jiang Fan no dudó en gritarlo.
Y lo que estaba comprando era una pieza de armadura defensiva.
Entre la miríada de artefactos mágicos, la armadura defensiva era la menos valorada.
—Con tanto dinero, ¿no sería mejor comprar algunos potentes artefactos mágicos ofensivos?
Jiang Fan respondió con calma:
—Ante una marea de bestias, matar innumerables bestias viene en segundo lugar. Salvar la propia vida es la tarea principal. Gastar ochenta mil piedras de cristal por una vida, creo que vale la pena.
En su mente, esto era incluso más importante que las pastillas curativas.
Liu Qingxian no tenía argumentos, solo podía mostrar una expresión dolorosa: