Liu Qingxian parecía perpleja.
Agitó su cabeza ligeramente y dijo:
—Un regalo de un amigo, olvidé qué es.
¿Un regalo?
Su Xiangquan estaba asombrado.
Sus ojos brillaron mientras indagaba:
—Señorita Liu, este amigo suyo debe ser muy adinerado o noble, ¿cierto?
¿Adinerado o noble?
¿Jiang Fan?
¿Alguien que salió a cazar bestias demoníacas sin siquiera recursos decentes?
Ella agitó su cabeza, tomó la Perla de la Ventisca de nuevo, y la colgó alrededor de su cuello nuevamente, diciendo:
—Vicepresidente Su, ¿exactamente qué es esto?
Su Xiangquan miró de mala gana la Perla de la Ventisca.
Su arrogancia anterior cambió mientras se frotaba las manos y dijo:
—Señorita Liu, esto es la Perla de la Ventisca.
—Es el ojo de la Bestia Cristal Blanca, una rara bestia demoníaca de la línea sanguínea del Emperador Demonio.
—Una vez activada, puede hacerte ligero como una golondrina, como si hubieras dominado una técnica de movimiento avanzada.
—Precio de mercado, diez mil cristales.
