Liu Qingxian, con una expresión de disculpa, se acercó a Jiang Fan.
Bajando la voz, dijo —Jiang Fan, solo admite la derrota.
Jiang Fan parpadeó.
—¿Por qué debería conceder la derrota de la nada?
Sacudió la cabeza y dijo —Hermana Mayor, mi tarea aún no ha sido inspeccionada. ¿Por qué debería admitir la derrota?
Liu Qingxian no pudo evitar sonrojarse y susurró —Mi padre lo sabe todo. Ya no hay necesidad de fingir más.
Jiang Fan estaba un poco confundido.
—¿Qué había hecho que Liu Wuchen se enterase?
En este momento, Wang Chengjian también habló en un tono burlón —Jiang Fan, Hermano te está dando una oportunidad, no la desperdicies.
—Si en realidad lo estás fingiendo, serás arrastrado a la plaza y humillado, lo que también empañará la reputación de nuestro Pico del Maestro de Secta.
—Sería mejor que limpiaras honestamente las letrinas.
Completamente desconcertante.
Jiang Fan les lanzó una mirada peculiar a él y a Liu Qingxian y dijo —No entiendo de qué estás hablando.
