Se cuenta la leyenda de que hace años nacieron humanos con poderes sobrenaturales, los cuales rápidamente se volvieron valiosos para la humanidad, hasta que de repente desaparecían, a los años aparecían de nuevo, con la diferencia en que, era el mismo poder, pero no la misma persona.

Con el tiempo, a su vez, comenzó una guerra entre ángeles y demonios. Fueron años turbulentos y llenos de calamidades, una guerra que, con el tiempo, se ha agotado poco a poco hasta que hoy en día ya no se registran batallas directas.

Los humanos sobrenaturales cada vez se tenían que esconder más, el acoso con los años aumentó y han sido perseguidos por las autoridades, más específicamente, La Orden, una organización que se encarga de estos seres sobrenaturales, llamados, Herederos.

—Pero todo esto es un cuento de hadas, ¿verdad, Mero?— la madre le dijo a su hijo mientras lo terminaba de arropar.

Poco tiempo después, la madre junto a su marido e hijo se tuvieron que ir a vivir al extranjero, donde el chico, Mero, creció.

Mero se encontraba sentado fuera del despacho del director. Tenía miedo porque su madre lo regañaría por el problema que causó.

—Ese niño es un peligro, señora— el director gritaba tan fuerte que Mero podía escuchar la discusión —Lo siento, señora, un niño así tendrá que ser expulsado—.

La madre no sabía en qué sitio meterse, se sentía avergonzada a más no poder.

—Está bien, señor, comprendo la situación, disculpe las molestias con mi hijo—, tras esto la madre decide salir del despacho y se lleva a Mero de la mano.

Mientras que Mero, al igual que su madre, se sentía apenado, pero al mismo tiempo no podía entender el porqué el mundo era tan injusto. Él estaba ahí por haber malherido a otros tres estudiantes, los cuales solo se la pasaban molestando a Mero y demás compañeros, según él había hecho justicia, entonces ¿por qué era castigado?

Más tarde en casa, Mero estaba aún pensando en su cama, mientras que por más que subía al volumen a su música, aún podía escuchar la discusión de su madre y padre.

Cerca de la medianoche la madre entra al cuarto de Mero, esta lo termina de regañar para luego disculparse. Ella lo ve y le ruega que nunca se vuelva a meter una pelea, nunca más, a regaña dientes, Mero termina prometiéndolo.

La situación familiar era difícil, pero al final el padre se quedó trabajando en para La Orden, no podía permitirse perder el trabajo, mientras que la madre viajó al país natal de Mero, Neoyugoslavia. Aprovecharía para matricularlo en un nuevo colegio, y así empezar casi desde cero.

Todo esto dio comienzo a la historia de Mero, quien, sin saberlo, aún le debe muchas cartas al destino.