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Chapter 12 - Capítulo 12: El despertar de Lúminis

La fría noche cubría el bosque, y el viento arrastraba un susurro helado que parecía contener las voces de las sombras. Liam, Aria y Mina avanzaban con dificultad, sus cuerpos agotados y sus mentes aún atrapadas en la reciente traición del herrero. Lúminis, envainada en la espalda de Liam, emitía un tenue resplandor morado, como si palpitara al compás de su portador.

—No puedo más —dijo Mina, deteniéndose junto a un tronco caído. Sus manos temblaban mientras soltaba su bolsa al suelo—. Esto no tiene sentido. Todo lo que hacemos termina en peligro, y ni siquiera sabemos si esto llevará a algo real.

Aria, que lideraba el grupo, se giró bruscamente. Su cabello blanco reflejaba la luz de la luna, y sus ojos azules brillaban con una mezcla de furia y determinación. —¿Quieres rendirte ahora? Ethan sigue allá afuera, y esas cosas no van a detenerse. Si no seguimos, él…—hizo una pausa, apretando los dientes antes de continuar—. No tenemos otra opción.

—¿Y si la opción correcta es detenernos? —respondió Mina, con la voz quebrada. Su mirada se encontró con la de Liam, buscando apoyo, pero él permaneció en silencio.

Liam había sentido las mismas dudas. Todo lo que había hecho hasta ahora había sido guiado por un instinto, por una mezcla de amor por su hermano y una desesperación que no podía controlar. Pero ahora, después de lo que Lúminis le había mostrado en sus breves visiones, empezaba a preguntarse si estaba preparado para lo que venía.

Antes de que pudiera responder, un ruido rasgó el aire.

Un viento helado recorrió el lugar, y las sombras comenzaron a emerger entre los árboles, sus cuerpos amorfos y viscosos bloqueando todas las rutas de escape. Sus ojos brillaban como brasas, y sus movimientos eran rápidos y amenazantes.

—¡Nos encontraron! —gritó Aria, desenfundando su arco. Sus flechas comenzaron a volar con precisión, pero por cada sombra que caía, dos más aparecían.

Liam sacó a Lúminis de su vaina. La espada brilló con un fulgor morado que iluminó el bosque, pero las sombras no retrocedieron como lo habían hecho antes. Estas eran diferentes, más resistentes, como si estuvieran adaptándose a su presencia.

—¡Están rodeándonos! —exclamó Mina, retrocediendo hacia un árbol mientras trataba de lanzar una ilusión para distraer a las sombras, pero su magia apenas logró crear una figura borrosa que las criaturas ignoraron.

Liam empuñó la espada con ambas manos, pero el peso de la batalla y la culpa lo aplastaban. Se sentía impotente. En ese instante, una de las sombras más grandes se lanzó hacia él, y algo en su interior reaccionó.

Lúminis vibró en sus manos y un susurro profundo resonó en su mente:

*"Sacrifica tu luz para desatar mi poder."*

Era una voz fría, pero irresistible, como si perteneciera a la misma esencia de la espada. Liam cerró los ojos y, sin pensarlo demasiado, aceptó.

Una explosión de energía brotó de Lúminis, un destello morado que iluminó todo el bosque como si el sol mismo hubiera caído desde el cielo. Las sombras emitieron gritos desgarradores mientras sus cuerpos se desintegraban en la luz. El impacto fue tan fuerte que los árboles cercanos se doblaron bajo la presión.

Cuando la luz se desvaneció, el silencio reinó en el bosque. Pero Liam no estaba bien. Había caído de rodillas, con la espada aún en su mano, respirando con dificultad. Su piel estaba pálida, y sus manos temblaban como si toda su fuerza lo hubiera abandonado.

—¡Liam! —Aria corrió hacia él y lo sujetó antes de que se desplomara por completo. Mina se acercó tambaleándose, observándolo con una mezcla de preocupación y miedo.

—¿Qué… qué fue eso? —preguntó Mina, mirando a Lúminis, que aún brillaba, aunque con una luz más tenue.

—La espada… reaccionó —susurró Liam. Su voz apenas era un murmullo—. Me pidió… algo a cambio.

Aria examinó a su amigo con el ceño fruncido. —Esto no es normal. Cada vez que usas esa espada, parece exigir más de ti. ¿Cuánto tiempo crees que podrás resistir?

Liam intentó levantarse, pero su cuerpo no respondía. —Si ese es el precio que debo pagar, lo haré. Pero necesitamos respuestas.

Mina lo observó, cruzándose de brazos. —¿Y si la espada nos destruye antes de que podamos salvar a Ethan?

—Lúminis me mostró algo —dijo Liam, reuniendo sus últimas fuerzas para ponerse en pie con la ayuda de Aria—. Un lugar. Creo que es ahí donde encontraremos lo que necesitamos.

—¿Un lugar? —preguntó Aria, entre desconfiado y curioso.

—Era como… un templo. O un reino. Pero no estoy seguro de lo que significa.

Mina suspiró, agotada tanto física como emocionalmente. —No tenemos otra opción, ¿verdad?

Nadie respondió. El silencio entre ellos era pesado, cargado de tensión. Mientras se adentraban más en el bosque, Lúminis continuaba brillando, como si los guiara. Pero en el corazón de cada uno permanecía una duda: ¿era esta espada un arma para salvarlos o para condenarlos?