Vanlaker y Kate se habían alejado hasta llegar a una zona un poco boscosa, en una ladera, esperarían al tren que pasaría bajo ellos y saltarían a este, tenían unas horas para descansar.–¿Hacemos una fogata? (preguntó Kate).–Deberíamos estar seguros... nadie nos siguió, hazla. (dijo Vanlaker).Kate hizo la fogata, junto a esta puso a Ian, seguía noqueado.–Por ahora descansaremos, yo vigilaré. (dijo Vanlaker).–Yo también puedo vigilar. (dijo Kate).–Bien, ambos estaremos atentos, esperaremos a que Ian despierte. (dijo Vanlaker).Ian se encontraba soñando con su infancia, aquella dolorosa infancia, en una localidad de Latuareh, un poco más alejada del centro del reino, se encontraba Ian, el pequeño Ian. En una casa elegante vivía una familia que aparentaba ser lo más común, la madre de Ian, una mujer crespa y rubia, esbelta, elegante, servicial y su padre, quien se encontraba en silla de ruedas por un accidente, era castaño, su cabello era corto, siempre con cara de cansancio.Conforme pasaban los años, su madre parecía cambiar, caía poco a poco en la locura a causa del oficio de su padre, líder de un grupo traficante pequeño, con una pequeña mafia que poco a poco crecía y comenzaba a tomar relevancia, esto provocó que vivieran cada vez más encerrados en su casa, sin salir por meses. Los padres de Ian nunca le prestaron mucha atención a este, pero conforme pasaba el tiempo parecía ser cada vez más invisible. Ian amaba jugar en el patio, donde se encontraba un pozo, obviamente este no servía para nada, pero era llamativo, sus padres le prohibieron acercarse a este, Ian obedecía sin preguntar, ya que no le responderían, aunque lo intentara. Este jugaba y jugaba y cuando llegaban aquellos hombres de traje a su casa, debía mantenerse alejado.Una vez jugando, Ian pateaba la pelota, este corría tras ella y la volvía a patear, no tenía amigos con quien jugar así que siempre buscaba como divertirse solo, un niño de diez años tenía la suficiente creatividad para buscar diversión en cualquier cosa, incluso algunas veces oía voces tras los árboles mientras jugaba, tal vez pasaba tanto tiempo solo que imaginaba cosas.La pelota cayó en el pozo, Ian se acercó a este, el balón había caído en el balde, tratando de coger el balde Ian cayó al pozo, asustado creyó que iba a morir, pero cayó sobre un montón de paquetes envueltos en bolsas, no sabía que era aquello, pero amortiguó su caída, se deslizó por un lado de aquella montaña de paquetes, había una puerta al fondo de esta extraña habitación, abrió esta y vio a su madre, inhalando un extraño polvo... esta giró y lo miró, su cara emanaba incluso más locura que de lo normal. Su madre se abalanzó sobre el gritándole.–¿Qué haces aquí mocoso de mierda? ¿Cómo entraste? (Preguntó su madre gritando histéricamente).–No lo sé. (respondió Ian asustado).Su madre lo tomó del brazo, lo apretaba muy fuerte haciéndole daño, esta lo golpeó varias veces. Ian estaba acostumbrado a esto, pero no a tal magnitud. Trataba de cubrirse, pero no podía, era un niño contra un adulto. Su madre paró de golpearlo después de haberlo hecho por un tiempo.–Quédate aquí. (dijo su madre).Ian se quedó quieto, no lloraba, no le sorprendía que lo trataran mal, estaba tan acostumbrado que nada le sorprendía. Su madre subió unas escaleras en forma de espiral, parece que tuvo que subir bastante. Ian escuchó a sus padres discutiendo.La madre de Ian se acercó al padre, y le habló.–Ian está abajo, tuvo que haber caído por el pozo. (dijo la madre de Ian).El padre se giró y la miró, estaba sangrando de la nariz, tenía aquel polvo por la cara... el padre la golpeó fuertemente en su rostro haciéndola caer.–Otra vez consumiendo la maldita mercancía... (gritó el padre de Ian molesto) maldita perra, si no fuera porque eres la única mujer en esta casa ya te habría echado. Deja al puto niño abajo, así no molestara más por aquí cuando vengan los compradores. (dijo el padre de Ian).Aquí comenzó un año tortuoso para Ian, no podía dejar aquel lugar, siempre encerrado, la poca comida que le daban también le llegaba allí, era un lugar oscuro, vacío y triste, lo único que tenía era una pequeña televisión, día y noche Ian veía programas sobre animales, jugaba fingiendo ser uno de ellos... amaba la naturaleza. Algunas veces en la semana su madre bajaba, inhalaba aquel polvo blanco una y otra vez, a veces lo golpeaba, a veces lo mimaba... estaba completamente loca, su rostro y cuerpo... ya no parecía la mujer radiante de hace unos años. Otras veces bajaban unos hombres y se llevaban parte de aquella montaña de paquetes.Una vez llegaron a casa los hombres de traje, eran el puño de dios, venían a hablar con el padre de Ian. Se sentaron en la sala, otros estaban en la puerta esperando, el padre de Ian sabía que las cosas se iban a poner turbias.–Hola de nuevo Ruberth. (dijo el líder de aquel grupo de hombres).–Hola Brandon. (respondió el padre de Ian, Ruberth, con un tono serio).–Supongo que sabes por qué estamos aquí. (dijo Brandon).–Si es por la mercancía. Las cosas se han complicado cuando incautaron mis barcos en el puerto, así que tardaré un po- (decía Ruberth cuando fue interrumpido).–Teníamos un trato de exclusividad, pero sabemos que le vendiste a bocas sangrientas. (dijo Brandon).–Las cosas han estado complicadas... (dijo Ruberth mientras acercaba su mano a un cajón cerca suyo para tomar un arma).Brandon sacó su arma y disparó cerca de la mano de Ruberth.–¿Crees que soy estúpido? (preguntó Brandon).–Y tu... ¿crees que yo soy estúpido? (preguntó Ruberth de manera desafiante).Inmediatamente salieron hombres de Ruberth del piso de arriba, apuntando hacia la sala desde el balcón que daba a esta. Ruberth ya veía venir esto y estaba preparado. Los hombres de Brandon apuntaron también a ellos, el ambiente se había puesto pesado. Todos estaban estáticos, esperando a que alguien hiciera un movimiento y ello marcaria el inicio de una masacre por parte de ambos bandos.Ian se encontraba viendo la televisión como siempre lo hacía, veía a los ciervos... hermosos animales. Ian escuchó la conmoción, su madre había inhalado aquel polvo hasta el punto de que no se podía casi ni mover así que el aprovechó para subir. Subía y subía escaleras, eran bastantes, Ian se sorprendió de todo lo que subía y aun no llegaba a una puerta. Cuando Ian se topó con la puerta esta estaba entre abierta, su madre la había dejado así, tal vez por equivocación... Ian abrió lentamente, sin hacer ruido, el sol se estaba ocultando, pero al no salir por tanto tiempo aquella poca luz lo cegó, le tomo un par de minutos acostumbrarse a la luz.Ian escuchaba la conmoción en la sala cuando de la nada hubo un silencio incomodo, todo estaba tan callado de repente que a Ian se le heló la sangre, pero le ganó la curiosidad y se dirigió a la sala, al asomarse vio aquello, varios de los hombres de traje apuntando con sus armas a los hombres de su padre, la mirada de Brandon se clavó en Ian, Ruberth al ver que la mirada de Brandon se dirigió allí decidió girar su cabeza y vio a su hijo.Ian y su padre se miraron por unos segundos, que parecieron una eternidad, el silencio era cada vez más sofocante... hasta que Brandon habló rompiendo con aquel ambiente.–Vaya, tu hijo ha vuelto, creí que había desaparecido... ¿Qué pasa si le disparo? (dijo Brandon en tono burlesco).–Nada. (dijo Ruberth).–Oh... así que puedo matarlo. (dijo Brandon sorprendido).–Si quieres... (dijo Ruberth).En ese momento Ian sintió una gran presión en su pecho, un dolor difícil de explicar, puede que sus padres nunca se hayan preocupado mucho por él, pero eran sus padres, eran las únicas personas con las que tenía contacto y las únicas a las que creía importarle así sea un poco. Ian no lloró, solo quedó estático, casi que, renunciando a todo, esperando por aquel disparo que acabara con todo.Brandon apuntó a Ian, miró a Ruberth fijamente y disparó, la bala fue a los pies de Ian, no le dio, Brandon solo quería ver la expresión de Ruberth cuando disparara, al perecer este ni se inmutó, parecía que realmente no le importaba su hijo. Ian tenía sus ojos cerrados, los abrió y seguía allí, parece que seguía vivo, nada había pasado. Ian comenzó a correr por puro instinto, creía haber abandonado todo y querer morir, pero su cuerpo quería huir, Brandon apuntó a él, tenía que matarlo ya que nadie podía salir de allí conociendo lo que ocurría, no podía dejar testigos, y cuando estaba a punto de disparar Ruberth gritó.–¡FUEGOOO! (gritó Ruberth de forma desgarradora).Los hombres de Ruberth comenzaron a disparar, los hombres del otro bando también respondieron, los disparos recorrían la habitación, aquellos que usaban otro tipo de armas también fueron a atacar, en aquella gran sala se derramaría mucha sangre, pero Ruberth no permitiría que derramaran la sangre de su hijo. Brandon se cubrió rápido tras una mesa mientras que Ruberth se tiró al suelo y se arrastró tras un sofá, Brandon apuntó a Ian de nuevo, pero Ruberth disparó como pudo a la mano de este haciendo que soltara su arma, no pudo apuntar a otra parte ya que solo podía ver una parte de la mano de Brandon.–¡Huye Ian! ¡no mueras! (gritó Ruberth).Al oír esto, Ian pasó de sentirse vacío a sentirse completo en un instante, ¿Su padre se había preocupado por el?, después de todo ¿Ian le importaba?, las preguntas rondaban su cabeza así que rápidamente volvió con su padre tras el sofá.–¿Qué haces aquí?, te dije que huyeras... (dijo su padre).–¿Te importo? (preguntó Ian con sus ojos acuosos apunto de llorar).–Mira Ian, no tengo mucho tiempo... Muchas cosas pasaron y mis malas decisiones me llevaron aquí, no sé cómo cuidar a un puto niño así que una vez caíste decidí encerrarte creyendo que así estarías a salvo... Pero es tu oportunidad de huir así que huye, yo te cubriré mientras cruzas la puerta. (dijo su padre).–Pe- pero no-, no puedo dejarte aquí. (dijo Ian titubeando).–Ve y por lo que más quieras no termines como un puto desgraciado, no termines como yo, ahora ve. (dijo su padre).–Pero- (decía Ian cuando fue interrumpido por una bofetada de su padre).–¡VE! (gritó su padre).Ian podía tener solo once años, pero no era estúpido, se sentía como una cría en la naturaleza de los programas que veía en la tv, como su madre defendía a la cría, aunque esta vez fuera su padre, pero no le importaba, era agridulce, pero fue una sensación que nunca olvidaría, comenzó a correr mientras lloraba. Los hombres de Brandon estaban ocupados luchando contra los hombres de Ruberth así que él tenía que matar al niño. Brandon trató de dispararle múltiples veces, pero Ruberth se interponía, no lo dejaba sacar su cabeza para mirar.–¡Deja de interponerte puto lisiado! (gritó Brandon).Ruberth seguía disparando, lo único que podía hacer era comprarle tiempo a Ian, sabía que iba a perder, tenía menos hombres, pero intentaría todo lo posible.Ian salió de su casa, no conocía mucho las afueras, pero solo había un camino, Ian corría y corría por aquel camino, su casa estaba un poco alejada de alguna zona poblada, pero Ian no se detuvo y continuó corriendo.Dentro de la casa todo estaba terminando, los hombres de Brandon estaban acabando, solo quedaba Ruberth y un par más. Brandon se acercó al padre de Ian pasando por encima de diferentes cuerpos, la sala estaba salpicada de sangre por doquier, la alfombra empapada, el olor a hierro y pólvora que invadía el lugar era insoportable. Cuando Brandon estaba cerca de Ruberth quien yacía en el suelo, indefenso y sin balas puso su pie sobre el pecho de este, de la nada apareció la mujer de Ruberth, confundida, tropezándose con todo, Brandon la miró y le disparó sin pensarlo y luego miró a Ruberth, hubo un silencio un par de segundos y le disparó en la cabeza.Ian seguía corriendo, era un camino un poco rocoso, corría y corría, todo era recto, después de unos minutos veía al fondo un giro a la derecha, en aquel giro, tras la cerca que vallaba el camino del campo había unos cuantos ciervos, si tan solo la vida fuese tan fácil... tal vez su padre había muerto y él no lo sabía. Mientras diferentes pensamientos recorrían la mente de Ian este escuchó el sonido, detrás de él se acercaba un auto y un par de motos.Ian giró y a lo lejos vio cómo se acercaban aquellos hombres de traje, había una camioneta y unos cuantos cuatrimotos, al ver esto Ian se asustó aún más, su corazón se iba a salir de su pecho, corría con todas sus fuerzas, pensó en pasar la valla y esconderse en los árboles, aunque no fuera la zona más densa. Mientras más se acercaba a aquella cerca, notaba como los ciervos lo miraban fijamente. Ian sentía que le hablaban, oía unas voces en su cabeza... ¿o eran de aquellos ciervos?–Huye niño. (oía Ian en su mente).–¿Qué?, los ciervos me hablan... no- no tiene sentido (pensó Ian extrañado) además no oigo las voces a la lejanía sino en mi mente... pero siento que vienen de allí... voy a morir y estoy pensando que unos ciervos me hablan... tal vez estoy alucinando, ya ni sé que pensar... que es verdad y que no... o tal vez... ¿estoy soñando?, puede que nada de esto haya pasado... si, debe ser eso... (pensaba Ian mientras corría).Cuanto más cerca estaba más claro lo oía.–Huye niño. Escóndete. (oía Ian en su mente).Ian ya estaba cerca de la cerca cuando notó que estaban muy cerca de él, aquellos hombres lo iban a capturar, pero Ian no se iba dejar, corrió aún más rápido y saltó la valla, al caer los ciervos corrieron junto a él, Ian no lo notaba, era natural, pero... ¿estaba corriendo a 4 patas?Brandon Iba en la camioneta y al ver esto quedó sorprendido.–¿vieron eso? (preguntó Brandon mirando a sus subordinados) se ha convertido en un puto ciervo... ¿Qué está pasando?, ¿una cambia pieles?, creí que era un niño, no sabía que Ruberth tenía una puta hija (decía Brandon mientras observaba sorprendido).–Jefe, lo perderemos de vista, se confundirá con otros ciervos... (dijo uno de los hombres de Brandon).–No podemos quitarle los ojos de encima. Acelera, pasaremos la valla. (dijo Brandon).Los hombres de Brandon aceleraron aún más y rompieron la valla. Ian seguía corriendo, no tenía tiempo para pensar solo huía y huía, los ciervos estaban intentando guiarlo por el campo, pero los hombres de Brandon les pisaban los talones, estaban tratando de disparar, pero por el movimiento de los vehículos ninguna bala daba en el objetivo.–Tranquilo niño. El rey te protegerá. (decían los ciervos).Los hombres de Brandon estaban a unos cuantos metros, un cuatrimoto se acercó demasiado a Ian, pero de repente Ian oyó una voz en su cabeza nuevamente.–¿Qué está sucediendo? (oyó Ian, sentía que venía de su izquierda, de los árboles...).–Ayuda. El niño, ayuda a el niño. (Decían los ciervos).–Lo haré, pero para proteger mi tierra. Nadie se mete en mi tierra. (Respondía el "rey").De la nada, cuando aquel cuatrimoto estaba a un metro de Ian, de los árboles salió un Oso, era inmenso, era un poco más grande que la camioneta, era estúpidamente grande, aquel oso era negro, tenía una gran cicatriz en la parte superior de su cabeza y esta bajaba por la parte derecha de su rostro pasando cerca de su ojo. De un solo ataque con sus zarpas hizo volar aquel cuatrimoto y sus ocupantes. El rey fue por los otros cuatrimotos, mientras los ciervos guiaban a Ian.–Adelante zona de humanos. Escóndete y vuelve a ser humano. (le decían los ciervos).–Pero no sé cómo hacerlo... (respondió Ian)–Deberás descubrirlo. Nosotros nos retiramos. No podemos ponernos en peligro. (decían los ciervos).Ian siguió adelante mientras que los ciervos se desviaron y se perdieron entre los árboles. Ian ya no veía a los hombres de Brandon tras él, tal vez el oso los detuvo lo suficiente para perderlos. Ian continuó corriendo y se distrajo un poco mirando a los alrededores y no notó que había una pequeña caída, mientras caía se hizo una pequeña cortada con una rama en su pata.En el aire levantó la vista notando lo que decían los ciervos, era la parte un poco más urbanizada de la localidad, como el lugar comercial de aquella localidad. Ian estaba un poco desorientado, había caído en la parte de carga de una camioneta, donde había un poco de comida para animales. De la nada llegó la camioneta de Brandon, sus hombres se bajaron, iban por Ian, este se asustó cuando trataron de tomarlo, pero una mujer apareció.–Hey, hey tranquilos, ¿Qué pasa aquí? ¿Qué están haciendo? (preguntó la mujer).–Venimos por el ciervo... mi- mira está un poco herido tal vez en su pata, lo llevaremos para tratarlo en algún veterinario. (dijo Brandon).Algunas pocas personas se estaban reuniendo alrededor ya que era una escena extraña, unos cuantos hombres reunidos alrededor de una camioneta por un ciervo...–Pero alguien que lo trate... estaría un poco lejos de aquí, además es tarde, ya está anocheciendo. No parece muy grave, yo puedo tratarlo tranquilos. (dijo la mujer).–Maldición hay algunas personas mirando. Maldita hija de puta, pero no puedo montar una escena... tendré que retirarme... ya volveré por el (pensó Brandon). Oh es usted muy amable, gracias. Vamonooos chicos, el ciervo estará bien. (dijo Brandon).Brandon y sus hombres se retiraron. La mujer se acercó a Ian.–¿estás bien amigo? Tranquilo yo cuidaré de ti. (decía la mujer mientras acariciaba a Ian).La mujer se montó en la camioneta y comenzó a conducir a su granja. Ian en la parte trasera estaba descansando, había sido un día largo, pero ya todo había pasado, solo quería dormir. Al llegar a casa la mujer se bajó del auto y al mirar atrás había un niño desnudo, se sorprendió dejando escapar un pequeño grito. Su esposo se encontraba en casa descansando y mirando la tv cuando oyó a su esposa llegar, salió al oír aquel grito.–¿Qué sucede cariño? ¿Algún animal extraño? (preguntó su esposo).–No... no, no entiendo, mmm. (titubeaba su esposa con una cara confundida).Su esposo se acercó y vio en la parte trasera de la camioneta a un niño semidesnudo con una pequeña cortada en su mano. Ahora ambos estaban sorprendidos, el esposo de aquella mujer no entendía nada así que pidió explicaciones.–¿Qué está pasando aquí? (preguntó el esposo sorprendido).–Mi- mira, había un pequeño ciervo con una cortada en la parte trasera de mi camioneta (dijo la mujer tratando de explicarle a su esposo) había varios hombres de traje que se lo querían llevar, pero no los dejé y ahora que acabo de bajarme y mirar es un niño. Su- suena loco, pero es la verdad. (dijo la mujer).–Isabel te he dicho que no te metas con esos hombres, deben ser de las mafias, no queremos problemas. Si lo querían era por algo. No podemos ponernos en riesgo. (dijo el esposo).–Pero era un ciervo y ya está. Además, ahora que de la nada es un niño no voy a abandonarlo, no puedo dejar que un niño caiga en manos de tales hombres. (dijo Isabel furiosa).–Cálmate, por ahora entremos a casa, curemos su herida. Tendremos que esconderlo. (dijo el esposo).El esposo tomó al niño y lo entró a la casa, su esposa curó y vendó su herida, lo arroparon y dejaron en la cama de invitados. Ian dormía, tenía constantes pesadillas, pero no podía despertar, solo recordaba una y otra vez lo que había pasado como una forma de bucle. Cuando era de madrugada, Ian despertó, no sabía dónde estaba, miró a su alrededor, un hombre y mujer estaban ahí.–Hey, por fin despiertas. (dijo el hombre).Ian vio a la mujer, la recordaba, fue quien le ayudó la noche anterior.–¿estás bien? ¿Cómo te llamas? (preguntó Isabel).–Soy- Soy Ian. (dijo Ian).–Hola Ian, mi nombre es Isabel, él es Alex. (dijo Isabel).–Hola. (dijo Ian).–No quiero preguntar nada sobre lo que pasó, entiendo que debió de ser algo feo... solo dime si estas bien. (dijo Isabel).–Yo... No lo sé. (dijo Ian).–Tranquilo. Emm... nosotros curamos tu herida ayer, ehh... estas desnudo, pero no tenemos ropa para niños, así que te prestare un poco de ropa mía, pero te quedará grande, ¿está bien? (dijo Isabel).–Si, está bien. (dijo Ian).–Ok, aquí está la ropa, te esperamos abajo para desayunar cuando quieras. (dijo Isabel).–Gra- gracias. (dijo Ian).Ellos salieron de la habitación. Ian miraba al techo, pensando que la situación en la que se encontraba significaba que todo lo que ocurrió ayer era real. Sus padres habían muerto, tal vez no eran los mejores padres, o siquiera se comportaban como padres, pero era lo único que tenía Ian y ahora lo había perdido, además su padre lo había salvado, ¿tal vez en el fondo si lo querían? Ian decidió no darle muchas vueltas a ello, sabía que esa sensación de vacío y tristeza no se irían, mejor trataba de comer un poco o distraerse con otras cosas, así que se vistió y bajó al primer piso a desayunar. En la mesa encontró comida y a la pareja sentada y hablando, el estomagó de Ian rugía cuando este veía el plato.–Ven Ian. (dijo Isabel).Ian se sentó y miraba al plato, luego los miraba a ellos, luego miraba a su alrededor, comía poco a poco pues estaba nervioso, se sentía un poco incomodo, eran desconocidos, pero no podía negar que se sentía protegido, a salvo, querido...–Está bastante nervioso... (pensó Alex) Mira Ian, comprendo que es extraño, somos completos desconocidos, pero tranquilo, no importa que haya pasado, aquí estas a salvo emm.... Si te quedarás algún tiempo y luego te iras o te quedaras para siempre es tu decisión, solo- solo tranquilízate, queremos ayudarte, puedes comer tranquilo, esta es tu casa. (dijo Alex)Ian dejó escapar una pequeña sonrisa.–Gracias. (dijo Ian).Ian miraba el plato y no pudo evitarlo tenía que llorar, sus ojos se inundaron de lágrimas, estas corrían por sus mejillas, sollozaba un poco pero rápidamente se limpió su rostro, y empezó a respirar pausadamente para tratar de tranquilizarse. Alex e Isabel se preocuparon de inmediato, no sabían si estaban haciendo si quiera lo correcto o si sus palabras eran adecuadas, no conocían nada de este niño o lo que le hubiera pasado.–¡¿Estas bien?! (preguntó Isabel preocupada).–Si- e- es solo- gracias, muchas gracias. (dijo Ian sollozando).Ian comenzó a comer rápidamente. Isabel y Alex se asustaron un poco, pero no podían hacer nada.–Emm... oye, ¿te molesta si pregunto algo? (dijo Isabel).–No... (dijo Ian).–Ayer eras un ciervo... ósea he oído de cambia pieles, pero creo que todas son mujeres, pero eres un niño... ¿eres un cambia pieles? (preguntó Isabel).
–¿Qué es un cambia pieles? (Preguntó Ian).
–Son- Son aquellos capaces de transformarse en diferentes animales, es una habilidad poco común. (dijo Isabel).–Pues... no lo sé, solo pasó... (dijo Ian).–¿Puedes hablar con animales? (preguntó Alex).–Creo... los escucho... en mi cabeza. (respondió Ian).–Eso es increíble. (dijo Alex).Ian y la pareja terminaron de comer, Ian ya no sabía que hacer así que se quedó sentado en la mesa. La pareja debía salir a alimentar a las vacas y toros, a recoger los huevos del gallinero, y demás actividades comunes en la granja, así que le preguntaron a Ian si quería acompañarlos y este aceptó. Al salir de la casa e ir con ellos vio un campo inmenso, donde había varias vacas y toros. Mientras la pareja daba de comer a los animales, un toro gigante se acercó a él junto con otras vacas.–Lo ves. Es especial. (decían las vacas).–Hola niño. (dijo el toro).–Emmm hola. (respondió Ian).–Vaya que eres especial. Nos oyes. Veo un aura única en ti. (dijo el Toro).–Sabes cómo- ósea.... Yo, puedo transformarme en animales... ¿Cómo? No, no lo entiendo. (preguntaba Ian).–Debes conocernos. Tu mente imaginarnos. Moldea tu energía chico. (dijo el toro).Ian recordó que aquel día veía un documental sobre los ciervos... ¿Tenia que imaginarlos? ¿una representación mental...? ¿moldear? La curiosidad de Ian aumentaba, así que este comenzó a girar alrededor del toro, lo miraba, lo analizaba, quería tener una imagen perfecta de este en su mente grabada. Ian pasó el día mirando al toro, hablando con él, analizándolo. Después habló con la pareja, necesitaba información.–¿Cómo puedo saber más de los toros? (preguntó Ian).–Pues... tenemos varias revistas y libros en casa. (dijo Isabel).–Pero no es para comerlo... no hablo de cortes de carne, quiero saber del toro. (dijo Ian).–Jajaja (rio Isabel) nosotros no los comemos, son animales de competición, los criamos para ser lo mejor de lo mejor, así que son libros de anatomía y nutrición. (dijo Isabel).–Ohhhh, me sirven... (dijo Ian).–Ok, cuanto termine aquí vamos por ellos. (dijo Isabel).Al volver a la casa Isabel tomó unos cuantos libros y se los dio a Ian, este leyó y leyó todo el día e iba un par de veces a hablar las vacas y toros, quería aprender de ellos y así tal vez transformarse, pero ¿Cómo? Puede que conociera de ellos, pero no conocía como transformarse, igualmente intentó aprender mucho de ellos aquel día y practicaba creando una imagen perfecta de aquel toro, grande, con unos cuernos enormes, oscuro y robusto... trataba de sentirse como un toro. Isabel y Alex se reían, no burlándose, sino era felicidad, seguía siendo un niño, a pesar de todo lo que le pudo haber pasado se divertía como un niño y tenía una curiosidad insaciable.Mientras Ian se divertía en aquella casa, Brandon y sus hombres habían vuelto a la guarida del puño de dios, se dirigieron a la sala para dar el reporte a la jefa y los líderes. Brandon y un par de hombres entraron, en aquella sala se encontraban varios miembros de la mafia.–¿lo hicieron? (preguntó uno de los lideres).–Así es, están muertos. (respondió Brandon).–¿algún testigo? (preguntó otro de los lideres).–Si, escapó un niño, pero podemos localizarlo e ir por el fácilmente. (dijo uno de los hombres de Brandon).A raíz de que uno de los hombres de sus hombres lo dijo, Brandon no podía ocultarlo, así que tenía que decir algo para evitar que maten al niño, pues no le parecía necesario hacerlo, así que habló confiando en que la reina entendería su mensaje y tomaría la oportunidad.–El niño parece ser un cambia pieles. (dijo Brandon).–¿Cambia pieles, un niño? Nunca he visto algo así... (dijo uno de los lideres)–Creo en Brandon, confió en él y sé que no miente. Mañana irán por él y no lo matarán, nos sirve vivo además... puede saber cosas sobre Ruberth ya que era su hijo. Nos será útil. (dijo Catherine, la reina).Brandon estaba aliviado de que Catherine haya captado su mensaje. Los líderes estaban un poco molestos por lo que dijo la reina, pero no podían hacer nada al respecto ya que parecía que varios de los presentes les gustaban la idea, los lideres tuvieron que estar callados esta vez, les molestaba cuando no podían manipular a la reina y esta tomaba decisiones, pero había publico... no podían hacer nada.–Pueden retirarse. Brandon quiero que vengas conmigo debo hablar de algo contigo. (dijo Catherine).Los presentes se retiraron, Brandon y Catherine fueron a una habitación a hablar en privado.–Me alegra que captaras el mensaje. (dijo Brandon).–Vi que los lideres estaban molestos... Afortunadamente había público y no podían hacer nada... (dijo Catherine).–Esos hijos de puta. Algún día los mataré y serás libre. (dijo Brandon).Catherine sonrió.–Algún día, pero mientras llega ese día concentrémonos en el niño, no dejes que lo maten por favor. (dijo Catherine).–Iba a no decir nada, dejar que se fuera y ya está, pero tenían que abrir la puta boca. (dijo Brandon).–Ufff (suspiró Catherine) Por ahora lo cuidaremos nosotros, pero... estoy seguro que nos odiará. (dijo Catherine).–Las cosas del oficio... (dijo Brandon).Ian se despertó al siguiente día, entusiasmado por practicar nuevamente. Inmediatamente después de desayunar corrió al campo, practicaría nuevamente todo el día. Durante horas y horas estuvo practicando. Además, platicaba con ellos.–Isabela y Alex... Son geniales ¿no? (dijo Ian).–Amables. Son muy amables. (respondió el toro).De la nada Ian escuchó un par de disparos y se le heló la sangre. Hubo unos gritos y luego nada... Ian no podía ver nada, el campo quedaba tras la casa.–¡Isabela y Alex! (dijeron los toros y vacas asustados).Ian estaba asustado, pero debía ir, ¿Qué había pasado? ¿todo se repetía de nuevo?, no tenía sentido. Debía huir, pero no podía hacerlo, se sentía obligado a ir, tal vez seguían allí, tal vez fue su imaginación, tal vez estaba soñando de nuevo.Brandon había disparado rápidamente al llegar a la casa, los mató para que así no dieran información del niño, era la única forma de tal vez hacer que lograra escapar, varios de sus hombres se sorprendieron de que el hiciera esto, no era su estilo, pero no le dieron mucha importancia así que comenzaron a registrar la casa.Ian entró por la puerta trasera, al llegar a la sala vio algo familiar, sangre por todos lados, dos cadáveres en el suelo, había pasado de nuevo. Unas personas amables, que trataron de ayudarlo habían muerto y era su culpa, incluso debió haber huido y no lo hizo, decidió volver, Ian se sentía como un inútil. Los hombres habían salido de la casa y se iban a retirar, tal vez se habían equivocado de casa, pero de la nada en la entrada vieron a un niño.Ian al salir de la casa y levantar su mirada con su rostro empapado en lágrimas, vio a aquellos hombres, se acercó a ellos lentamente, esta vez sentía solo odio e ira, quería despedazarlos a todos. Ian mirándolos corrió de repente y mientras lo hacia su cuerpo tomó la forma de un toro, gigante, robusto, sus cuernos eran impresionantes, fue muy rápido y atravesó en el pecho a uno de los hombres con sus cuernos matándolo inmediatamente, la sangre corría por sus cuernos y su rostro además de salpicar los alrededores, Ian movió su cabeza y lanzó el cadáver por los aires. Los hombres de Brandon se prepararon para disparar, pero Brandon lo hizo primero, no dejaría que lo maten así que disparó un sedante.–¿Qué iban a hacer eh? Las ordenes es llevárnoslo vivo. (dijo Brandon furioso).El sedante actuaba rápidamente, Ian se tambaleaba y cayó al suelo, Brandon se acercó.–Lo siento, no debiste haber venido, pudiste escapar... (dijo Brandon mientras Ian perdía conciencia).Mientras Ian perdida la conciencia su cuerpo volvía a ser el de un niño, los hombres de Brandon lo tomaron y metieron en una jaula en la parte trasera de la camioneta, prendieron fuego a la casa y se fueron.Ian se encontraba inconsciente y cuando despertó se encontraba en una sala, rodeado de diferentes hombres de traje, estaba envuelto en una tela negra, levantó la mirada y estaba al frente una mujer con un sombrero de cinta blanca.–Por fin despiertas, ven conmigo hablemos en privado. (dijo aquella mujer).Ian no tenía otra opción que ir con ella, lleno de odio no se esperaba que aquella mujer fuera una maravillosa persona, allí conocería a Catherine, persona que le cambiaría la vida...