Después de mucho tiempo, Kazuki creció hasta alcanzar los 14 años. Kazuki es un chico guapo con pelo de color rojo y ojos negros. A él le gusta usar una chompa de color negro que lleva a todas partes. También es un chico alegre, valiente, confiable y un poco tonto, pero siempre se esfuerza en todo. Por las tardes entrena mucho ya que su sueño es ser parte del ejército mágico de la ciudad real. En este mundo existen los ángeles, los humanos, los monstruos y, en lo más profundo del infierno, los demonios que solo buscan destruir todo a su paso. Por eso está el ejército mágico, para proteger a los humanos de cualquier amenaza. Entre esas tropas, hay un grupo de personas muy poderosas con magia capaz de crear desastres a su paso. Se llaman las 10 catástrofes. Kazuki aspira a ser uno de ellos algún día. Por eso entrena mucho, aunque Kazuki no cuenta con ningún tipo de magia. Sabiendo esto, Kazuki no se rinde y quiere seguir su sueño.
Después de una larga tarde entrenando, Kazuki fue a casa a cenar. Allí lo esperaba su tío Noa.
—¿Se puede saber dónde estabas? No me digas que de nuevo estabas entrenando —dijo Noa con una voz seria.
—Sí, lo estuve. No veo cuál sea el problema —dijo Kazuki sin prestarle mucha atención.
—Ya te lo dije, no pierdas tu tiempo en esas cosas. Mejor enfócate en tus estudios. Un doctor normal hoy en día gana mucho, ¿sabes? —dijo Noa.
Kazuki estaba al tanto de eso, pero no le hizo caso y se sentó en la silla del comedor. Con un suspiro, le dijo a Noa que ya se lo había comentado muchas veces: mi sueño es ser parte del ejército mágico, y aunque estudiaría para sus exámenes, no dejaría de entrenar para hacerse más fuerte y ayudar a las personas que lo necesitan.
Noa se sentó y, con una expresión seria en su rostro, le dijo que un doctor también ayuda a los que lo necesitan. Cada día muchas personas llegan fuera de la ciudad lastimadas por algún ataque de monstruo o animal salvaje; ellos los ayudan, así aportan a nuestra sociedad. Kazuki comprendió lo que le dijo Noa, pero le dijo que esas personas son viajeros que vienen desde muy lejos, y por eso últimamente están contratando hechiceros para que lleguen sanos y salvos a nuestra ciudad. Además, la magia sanadora es más útil para las heridas grandes y, si se es rápido, puede restaurar un miembro del cuerpo que haya sido cortado en ese momento. Aunque para enfermedades es mejor la medicina tradicional, hay pocos casos de que los viajeros lleguen enfermos a la ciudad, lo que hace que ser un doctor pronto se vuelva inútil, a menos que uses magia sanadora. Noa se quedó callado y un poco sorprendido por cómo Kazuki pudo analizar la situación de un doctor en estos momentos sin saber más del tema. Noa suspiró y dijo que, aunque eso sea cierto, hay más oportunidades de trabajo como civil que intentar ser un hechicero sin magia ni nada que te haga destacar de los demás, aparte de tu condición física. Noa se levantó y fue hacia la cocina para traer la comida, pero al llegar a la puerta, Kazuki, desde el comedor, le dijo: "Por lo que me contaste de pequeño, tú y mis padres eran parte del ejército mágico y eran felices ayudando a las demás personas con su magia. ¿Por qué ahora odias todo lo relacionado a eso?"
Noa se quedó callado un momento, pero luego le dijo:
—Es verdad, nos gustaba y no me arrepiento de haber ayudado a toda esa gente cuando necesitaban ayuda, pero por culpa de la magia tus padres murieron, mis amigos murieron —dijo Noa sin mostrar ninguna reacción.
Luego siguió caminando hacia la cocina, tomando así la comida y comiéndola junto a Kazuki en el comedor, aunque el ambiente estaba muy callado.
A la mañana siguiente, Kazuki se preparó para ir al colegio, cogiendo un trozo de pan y apresurándose porque ya se le estaba haciendo tarde. Así recorría las calles de su ciudad, pensando en lo hermosa y grande que era, pero recordando que no se le podía comparar con la ciudad real, donde quería vivir. Así llegó al colegio y, después de poner sus cosas en su carpeta, se sentó y saludó a su grupo de amigos. A su lado estaba André, su mejor amigo, que conocía desde pequeño y que podía usar magia de agua. Detrás estaba Roxy, una amiga que conoció cuando llegó a la primaria y se lleva muy bien con André y él, y que puede usar magia de fuego. A su lado estaba Fernando, amigo de André, pero que se llevaba bien con Kazuki y Roxy, que lo consideraban uno más del grupo y que podía usar magia de hielo. Entre ellos estaban hablando de lo que hicieron en sus vacaciones y cómo se la pasaron, hasta que Roxy le preguntó a Kazuki:
—¿Y a ti, Kazuki, ¿qué tal tus vacaciones? ¿Te la pasaste entrenando o qué tanto hacías para que no quisieras salir a pasear con nosotros en ningún momento? —preguntó Roxy con curiosidad.
Kazuki se rió y afirmó que se la pasó entrenando todos los días. Se disculpó y prometió pasar más tiempo con ellos. En eso, André se rió y dijo que era algo típico de él, que cuando algo se cruza por su mente no se detiene, ¿verdad? Kazuki sonrió por su comentario, pero de pronto alguien golpeó su carpeta y, cuando volteó, vio que era Roberto, un compañero suyo que lo molestaba y que podía usar magia de rayo. Roberto escuchó lo que dijeron y se empezó a reír.
—Jajajaja, ¿estabas entrenando? ¿Y para qué? ¿Quieres ser más atractivo o de verdad piensas que puedes ser parte del ejército mágico como siempre dices? —dijo Roberto de forma burlesca.
Kazuki se levantó y le respondió que sí, entrenaba para eso. Entonces Roberto se siguió riendo y le dijo que una basura sin magia como él no podía ser un hechicero, menos parte del ejército mágico. Entonces Kazuki se enojó y de repente escuchó una voz sombría en su mente que le decía que lo matara. Kazuki estaba a punto de golpearlo, pero se detuvo al escuchar a Roxy, que le estaba gritando a Roberto que se callara, ya que él no sabía nada de Kazuki. En eso, André y Fernando también comenzaron a defender a Kazuki, diciendo que si quería problemas ellos le darían una paliza, pero que dejara de molestar a Kazuki. En ese momento, Kazuki volvió en sí y dejó de estar molesto, pero ahora estaba preocupado, ya que si se peleaban los volverían a llevar a la dirección. De pronto llegó su profesora, pidiendo que todos se sentaran. Entonces Roberto se fue diciéndole a Kazuki que mejor se rindiera porque no lograría nada.
Así todos se sentaron y comenzaron las clases. En la hora de salida, los amigos volvían a sus casas juntos mientras hablaban de cómo se portó Roberto, siendo Roxy la más enojada, diciendo que si no hubieran estado en el salón le habría lanzado una bola de fuego para que se le quemara todo el pelo. André vio que lo decía en serio y le recordó que si lo hacía llamarían a sus padres y ahí sí tendría problemas. Entonces Roxy le respondió que lo sabía, pero aun así quería quitarle la sonrisa a ese Roberto y quemarlo. Entonces Fernando volteó a ver a Kazuki y le preguntó cómo estaba, porque pensó que lo vio queriendo darle un golpe a Roberto. Entonces Kazuki, pensativo, lo vio y le dijo que no era nada, solo estaba un poco molesto, es todo. Luego Kazuki volvió a pensar sobre la voz que escuchó en su cabeza. Entonces le preguntó a Fernando cómo fue su experiencia al obtener magia, ya que fue el primero en tenerla.
Todos se quedaron callados y Fernando le dijo que, como sabe, la edad estimada para que surja tu magia es a los 13 años y el suyo no fue diferente. Aunque al principio se asustó porque salía nieve de sus manos, gracias a sus padres pudo controlarse. Pero si quieres saber si pasó algo antes de tenerla, pues no, simplemente surgió de la nada a mis 13 años.
—Ya veo. ¿De casualidad no escuchaste una voz antes de eso? —preguntó Kazuki pensativo.
—¿Una voz? Pues no, ¿por qué? —dijo Fernando confundido.
—No por nada, solo lo decía —dijo Kazuki un poco confundido.
Después de varios minutos hablando, los amigos se separaron rumbo a sus hogares. Cuando Kazuki estaba cerca de su casa, escuchó que alguien pedía ayuda por un callejón y, sin pensarlo, fue hacia la voz para ver qué pasaba. Pero cuando llegó al lugar, no vio a nadie, solo un callejón sin salida oscuro. Confundido, se dio la vuelta para volver, pero de repente una descarga eléctrica se dirigía hacia él. Kazuki logró esquivarla a tiempo y, de la oscuridad, apareció Roberto y le dijo:
—Nada mal para alguien sin magia como tú.
Kazuki, molesto, le preguntó qué le pasaba y por qué lo atacaba, y si él fue el que gritó. Roberto le respondió que sí fue él, porque quería que viniera a ese callejón para que viera la diferencia entre él y Kazuki en cuanto a poder. Sin perder tiempo, Roberto le lanzó otra descarga eléctrica, pero Kazuki lo pudo esquivar. De repente, Roberto, con chispas saliendo de sus pies, se abalanzó sobre Kazuki para darle un golpe eléctrico, del cual Kazuki apenas pudo defenderse. Intentó contraatacar, pero Roberto lo esquivó y comenzó a saltar por las paredes, dándole golpes repetitivos a Kazuki sin que este pudiera defenderse.
Entonces, Roberto le dijo:
—Ahora puedes ver la diferencia entre tú y yo. Hagas lo que hagas, jamás serás un hechicero.
Kazuki, golpeado y sin poder hacer nada, supo que lo que decía era verdad. Pero de repente, esa voz que escuchó antes volvió.
-MATAR…