28/07/22. En aquella fecha, un joven llamado Wilson, perdió lo más querido para él, y sigue siendo atormentado por aquel fragmento que le hace falta.
Todos los días, desde la ventana de su cuarto, mira un lugar frío, desolado, donde solo caen lágrimas. Desde lo lejos se puede ver a un hombre con paraguas, mirando aquella piedra por bastante tiempo para luego marcharse
28/07/23. Mira en la ventana y está aquel hombre pero está vez acompañado por un gato, de color naranja, un ojo verde y el otro negro.
Cuando sale de su casa, ve a todos los gatos del mismo color. El se asusta, trata de decirles a todos lo que ve, pero nadie le cree. Suspira, para poder relajarse y poder estar calmado.
Al día siguiente, en la ventana. Ve al mismo hombre y al mismo gato, pero está vez, era gris. Y así sucedió lo mismo. Salió para afuera, camino hacia un banco, donde se sentó y vió a muchos gatos, todos parecían ser una copia de aquel animal.
Cuando mira a la derecha, ve a una amiga, Sofía, de pelo blanco, vestida con el mismo color azul con la cual la vio por primera vez, hablaron un rato. Pero cuando dijo "tendrías que dejar de lado aquellos dos" lo dejo helado.
Al día siguiente. Oculto la ventana con un par de cortinas. Aparte que en su escritorio dejo una estatuilla de una liebre. Que le gustaba mucho y no quería perderla.
Continuaron los días, y trato de olvídarse de aquel hombre con su gato, pero no podía ignorar que todos los gatos se veían igual que el de la ventana.
Sofía le dijo que podía adoptar uno, él le dijo que lo intentaría y se fue a un lugar para adoptar. Todos eran iguales, pero entre todos, decidió elegir a uno que estaba alejado de la multitud.
Aquel gato era de color gris, de ojos verdes, muy peludo, y muy inquieto. Entre todos los nombres, decidió ponerle, León.
Unos años después, 28/07/25, el decidió habrir la cortina y ver por la ventana, vió aquel hombre, con el paraguas, y acompañado por el gato el cual, está vez, su pelaje era de color naranja. Escucha rechinar la puerta, era León, el cual estaba entrando a su cuarto, Wilson lo llama, para que se suba al escritorio. Cuando León estaba sentado, alado de la ventana, se percató de algo.
León no había cambiado de color, cuando se da cuenta y ve a su nuevo gato ver por la ventana, se percató que el hombre estaba igual, pero está vez con un paraguas rojo, mientras que el gato. Lo estaba viendo. Entre lágrimas y una sonrisa, dice.
– mira León, allí estoy yo, al lado de Tom.