Shen Li comenzó a llorar, había estado llorando desde poco antes.
Si era la sensación sofocante en el agua, este tipo de Huo Tianqi o su completamente incontrolable yo.
Se sentía como si ya hubiera entrado en el abismo del Infierno, caminando paso a paso hacia abajo, sin poder detenerse o volver atrás. Sabiendo muy bien que estaba a punto de entrar en el Infierno, sin embargo, solo podía observar cómo entraba, hasta que nunca sería salvada.
—Huo Siyu... —Shen Li gritó en voz alta, su voz llena de agonía y súplica—. Nunca, como en este momento, se había sentido tan aliviada de ver a Huo Siyu.
Deseaba poder brotar alas y volar al lado de Huo Siyu, anidar en sus brazos y contarle sus agravios.
—Huo Tianqi estaba atónito, mirando a Shen Li con incredulidad, y dijo:
— ¿Qué tonterías estás diciendo? Claramente fuiste tú quien me sedujo.
La situación estaba muy mal, no solo con la reacción de Shen Li, sino más importante aún con Huo Siyu.
