El estudio de Huo Siyu tenía muchas habitaciones, cada una con un uso diferente. Algunas eran para trabajar, otras para leer y otras para entretenimiento privado.
También había una para recibir invitados.
Era espaciosa y brillante, sin una sola estantería estándar que esperarías en un estudio. Los muebles grandes y fijos, como sofás y mesas de centro, eran todos lujosos, y en las paredes colgaban algunas pinturas de paisajes y caligrafías, sin nada más.
—¿Te molesta que Shen Li esté tan preocupada por ti? —dijo Huo Siyu con una sonrisa, sentado en la silla principal, examinando a Shen Yu con su mirada.
Este hombre, tan frío como el hielo, siempre había pensado que era desalmado; parece que estaba equivocado. Las emociones de Shen Yu eran muy ricas, particularmente su expresión caída en este momento, lo cual le complacía enormemente.