Shen Li sintió que estaba soñando. En el sueño, no había sido cambiada al nacer; nació como la preciosa joven dama de la Familia Shen. Sus padres eran cariñosos, la familia armoniosa, y ella era la perla en las manos de sus padres. Criada con cariño, tuvo una infancia y adolescencia felices y plenas, hasta que conoció a su ídolo.
Su indiferente rostro lucía una suave sonrisa mientras revolvía suavemente su cabello, sus oscuros ojos mirándola profundamente con indulgencia sin límites.
—Despierta, despierta... —Esa agradable y fresca voz estaba justo a su lado, su ídolo llamándola, qué dicha.
Lentamente abrió los ojos, frías gotas de lluvia caían sobre su rostro, haciendo que Shen Li temblara involuntariamente.