Los ojos de Arwen volvieron a la tableta, leyendo el titular: «No hay acuerdo matrimonial entre los Quinns y los Fosters —¿La suposición más descabellada hasta ahora?». Su mirada permanecía imperturbable, y después de una breve pausa, asintió casualmente, mirando a su madre.
—¿No te dije más de una vez que Ryan y yo habíamos terminado? —dijo. Su tono era tranquilo pero bordeado de una pizca de frustración. Por una vez, quería que su madre la notara y le preguntara sobre sus razones, no para interrogarla o menospreciarla, sino por verdadera preocupación. Pero parecía ser un lujo que podía permitirse en esta vida. Ni siquiera por una fracción de segundo. —¿Por qué actúas como si no tuvieras idea, mamá? ¿O es que nunca te importó lo suficiente pensar en lo que dije?
