Cuando Aiden tendió a Arwen sobre la cama, sus ojos parpadearon abiertos y ella lo miró. Sus brazos todavía estaban rodeando su cuello, por lo que la proximidad que compartían era íntima, haciendo que ella sintiera su calidez.
—¿Estás despierta? —preguntó Aiden, fingiendo sorpresa, aunque estaba claro que había sabido todo el tiempo que ella había estado pretendiendo estar dormida.
Arwen entrecerró los ojos desconfiadamente hacia él. —¿Realmente solo planeabas arroparme? ¿Eso es todo? —preguntó.
Y Aiden la miró con un claro interés en sus ojos. —¿Quieres que haga algo más? —preguntó, su voz suave llena de intención.
Arwen casi se golpea la frente con la palma de la mano. Ella había pretendido estar dormida en el coche, pensando que estaba probando y burlándose de él —de su autocontrol, pero ahora se daba cuenta de que lo único que había hecho era desafiar su propia paciencia. Si hubiera sabido que la dejaría con el corazón acelerado de esta manera, podría haberlo reconsiderado.