Arwen se volvió para ver la figura familiar y sus labios se elevaron en una sonrisa. —Hermana Ambrosina —saludó a la anciana enfermera que la había cuidado cuando estaba aquí en el hospital. Ella había llenado casi el vacío de una madre.
—¿Has venido a visitar? —Hermana Ambrosina miró alrededor y luego de nuevo a Arwen con un atisbo de preocupación—. Hasta donde yo sé, no tienes ninguna cita programada para hoy.
La mirada de Arwen se desvió para mirar a Lily brevemente solo para verla encogerse. Hermana Ambrosina era la mayor en el hospital, así que no era difícil adivinar que tenía miedo de una queja.
Sonriendo, Arwen se encogió de hombros ligeramente. No le gustaba asustar a las personas de esa manera, hacerlas sentir incómodas. —No estoy aquí por la cita. Solo vine hoy para verificar algo.
—Oh, ¿qué era eso? —Como Hermana Ambrosina se había estado ocupando de ella, preguntó preocupada.
