La boca de Ryan se abrió, pero no salieron palabras. Su mente estaba invadida por la culpa, el arrepentimiento y la confusión. Había intentado justificárselo a sí mismo antes, pero ahora, frente a la ira y el dolor crudos y sin filtrar de su madre, no tenía defensa.
Beca negó con la cabeza, retrocediendo como si estuviera repelida por su propio hijo. —Si Arwen hubiera muerto ese día, Ryan, tú habrías sido el responsable. ¡La dejaste morir! —Se secó una lágrima perdida, sus manos temblaban mientras se abrazaba a sí misma, tratando de contener la avalancha de emociones que amenazaban con abrumarla—. El hijo que crié... no habría hecho eso.
La voz de Ryan finalmente se abrió paso, débil y suplicante. —Mamá, no fue así. Pasó tan rápido. No me di cuenta...