—No sé si debería estar feliz o no —suspiró Swan—. Siguen siendo la única familia que tengo. Se siente mal hacer esto...
—¿Y no me consideras familia?
—¡Eso es diferente! —protestó Swan—. ¡Tú no eres una familia para mí. Eres mi esposo!
—Entonces, seremos una familia completa una vez que tengas a nuestros cachorros. ¿Hagamos muchos, once? ¿Veinte? ¿Cuarenta? —Gale rió entre dientes—. Podemos llenar el castillo solo con nuestros cachorros si quieres.
—Yo... moriría si tuviera que dar a luz a cuarenta niños —Swan puso pucheros, a lo que Gale solo respondió con una carcajada fuerte.