Cisne estaba confundida sobre a quién se refería Gale, pero mantuvo la compostura y sonrió:
—No entiendo lo que dices, querido esposo.
Gale comenzó a recordar aquel sueño importante, que lo hizo cambiar de parecer.
Al principio, no le importaba quién sería su Luna. Había escuchado algunas cosas sobre compañeros predestinados, y cómo algunos Alfa tenían su compañero predestinado en algún lugar, pero Gale simplemente lo consideraba un mero cuento de hadas, y prefería concentrarse en fortalecerse, para poder proteger a la Manada de la Tormenta una vez que se convirtiera en Alfa.
Ni siquiera le importaba si Jade sería su Luna porque aparearse era solo un proceso para producir descendencia, que también protegería a su manada en el futuro.
Sin embargo, su visión del amor cambió drásticamente una vez que tuvo un sueño, donde vio a una mujer de pie en medio de su lago. Bañada por la luz de la luna, su cuerpo emitía luz dorada y plateada.
Justo como Cisne ahora.