Gale se despertó más temprano que Cisne, justo cuando el sol estaba saliendo. No necesitaba dormir y no había diferencia en su cuerpo si dormía o no.
Pero dormir le hacía sentirse mejor mentalmente. Hacía que su cabeza estuviera más clara, pero solo funcionaba cuando se dormía con Cisne a su lado.
Intentó dormir fuera una vez cuando discutieron antes, pero no pudo ni cerrar los ojos por más de cinco segundos. Encima de eso, se sentía cansado y gruñón cuando el sol empezaba a salir.
Por eso sabía que Cisne era la razón por la que podía dormir. Ella era el remedio que necesitaba.
No entendía por qué Cisne seguía empujándolo a estar con esa nueva mujer.
Gale acarició la cabeza de Cisne mientras ella dormía profundamente y murmuró:
—¿No me hice lo suficientemente claro? No planeo estar con alguien más. Solo tú y yo contra este mundo cruel, Cisne.