—Princesa... —Maya y Myra murmuraron al mismo tiempo. Estaban conmovidas porque su Princesa prefería el té que ellas preparaban en lugar del que preparaba un Maestro de Ceremonia de Té como la Señora Jade.
Por supuesto, tanto Jade como Swan conocían la verdadera razón de su preferencia. Desafortunadamente, Jade no podía hacer nada ya que temía que Swan la acusara de envenenar el té.
—Creo que no necesitamos tener otra hora del té después de esta, Mi Señora. Viendo cómo parece estar alterada por nuestra conversación, junto con su explosiva emoción, me da miedo lo que me pueda hacer, siendo yo tan solo una frágil humana —dijo Swan sin rodeos.