Gale miraba al imponente narval gigante, y solo tenía una cosa en mente:
—Sería mejor si Cisne estuviera aquí, para poder mostrarle lo fuerte que es su esposo.
Gale nunca le había mostrado a Cisne su fuerza porque no quería asustarla, pero pensó que un pequeño espectáculo de verdadero poder sería bueno de vez en cuando, para que Cisne no pensara que era pequeña.
Ella lo tenía a ÉL como su esposo, ella podría hacer cualquier cosa en este mundo.
—Quizás debería tomar ese colmillo dorado y llevárselo. Estoy seguro de que Cisne estaría feliz de recibir un regalo tan único.
Así, Gale tomó una profunda respiración, y la atmósfera a su alrededor se volvió instantáneamente fría. Sus músculos comenzaron a crecer hasta que las venas alrededor de su cuello resaltaban.
Entonces, saltó como un cohete hasta que estuvo justo encima del colmillo del narval gigante, donde debería estar ubicado el cerebro. Mientras flotaba en el aire por un segundo, cerró su puño y
—¡BUM!