Roca sentía su frío corazón derretirse lentamente solo con disfrutar de su presencia. Sus ojos, como los de un cazador, se empañaban de lágrimas mientras miraba a la Princesa Swan. Murmuró en un tono reverencial—Eres tan hermosa como el día en que me salvaste, Princesa.
Swan flotaba sobre el suelo mientras abría los ojos lentamente. Vio a Roca, que lucía demacrado, arrodillado frente a ella, sus ojos se empañaban de lágrimas como si hubiera encontrado su salvación.
—Mi querido caballero, ¿qué te ha pasado? ¿Por qué te ves tan triste? —preguntó Swan, mientras abría sus brazos y abrazaba a su caballero.
Roca envolvió sus brazos firmemente alrededor de la cintura de la Princesa Swan y enterró su rostro en su estómago. No pudo contener las lágrimas, ya que había encontrado la salvación en el momento en que la Princesa Swan vino a verlo.