Cisne sumergió lentamente sus pies en la bañera. Estaba bastante caliente para ella, que estaba acostumbrada a ducharse con agua fría todos los días, incluso durante el invierno. Pero no tardó en adaptarse y sumergió todo su cuerpo hasta el cuello.
Comenzó a reorganizar sus pensamientos una vez más al darse cuenta de que Gale no la había abandonado después de haberle quitado la virginidad. Considerando que aún le permitían mantener a sus sirvientas, Myra y Maya, esto significaba que Gale todavía se preocupaba por ella.
—Pero, ¿por qué? —Esa pregunta persistía en su mente.
—¿Por qué seguiría preocupándose por mí después de obtener lo que quería? ¿Qué utilidad tengo ahora? —Había vivido en los cuartos de las sirvientas toda su vida. Se dio cuenta de que una vez que una criada dejaba de ser útil, ya sea por estar herida hasta el punto de no poder realizar las tareas normales de una criada o por envejecer, serían expulsadas del palacio para vivir por su cuenta.