El día pasó y Roca estaba en camino a la habitación de la Princesa Swan para acompañarla, como había prometido.
Él silbaba mientras caminaba por el largo pasillo del castillo y se topó con la Señora Jade que caminaba hacia su habitación.
—Ah, buenas noches, Mi Señora —Roca la saludó educadamente ya que sabía que la posición de la Señora Jade era superior a la suya frente a Su Majestad.
Jade sonrió débilmente al joven beta y preguntó:
—¿A dónde vas?
—Voy a acompañar a la Princesa Swan al lago privado de Su Majestad. Ella quiere sorprenderlo —respondió Roca.
—Ya veo. Bueno, pasará un rato antes de que Su Majestad regrese. ¿Por qué no tomas té conmigo primero? —Jade se interesó.
—Pero yo— —titubeó Roca.
—También quiero preguntarte algunas cosas sobre ella según tus observaciones —dijo Jade—. Su Majestad me ordena observarla porque es la primera vez que tenemos a una hembra humana en nuestro reino.