Jade sabía que su fin estaba cerca. Sabía que ya era vieja, y la muerte no debía estar muy lejos. Pero no esperaba morir a manos de Gale. Era la forma más trágica de morir, y sentía que no se merecía esto después de todo el amor y dedicación que le había brindado.
Ella sabía que Gale ya no cambiaría de opinión, así que inclinó su cabeza y miró directamente a Swan, quien estaba sentada en el trono.
—¡Swan! Sé que eres una persona de buen corazón. Te suplico que me salves ahora mismo. ¡Haré lo que sea! Dedicaré mi vida a ti y nunca intentaré oponerme a ti de nuevo —Jade gritó al darse cuenta de que Swan sería su último salvavidas.
Contrario a su expectativa, Swan tampoco se conmovió esta vez ya que respondió con calma —Te perdono, Señora Jade. Pero mi esposo no lo hará, y dejaré que él haga lo que quiera, porque sé que está tratando de protegerme ahora mismo.
El corazón de Jade se hundió después de darse cuenta de que este era el final para ella.