—¿Realmente ordenaste a los guardias que administraran ese suero a Finnian? —exigió Lennox, con un tono firme y acusatorio, mientras Emily desviaba la mirada y cruzaba sus brazos.
—Emily... —dijo él prolongadamente, su voz impregnada de expectativa, instándola a dar una explicación. Finalmente, ella encontró su mirada, con un atisbo de justificación en ellos.
—¿Por qué estás enojado conmigo, Lennox? —preguntó ella, su tono teñido de defensiva. Dado que estaban solos en la sala del trono, ella podía usar su nombre a voluntad—. Sólo trataba de ayudar, considerando que Finnian ya está afectado por la maldición.